La pataca
Se podían encontrar en la década de los 40 o 50 en los huertos que había por San Quílez, que fueron terrenos pertenecientes a la Cañada Real Ganadera de la Mesta, y por los de la Fuente de San Miguel.
Eran una especie de patata conocida también con el nombre de tupinambo, aguaturma, criadilla de tierra, etc., con un sabor dulzón, usadas en otros tiempos como forraje para el ganado, pero que en momentos de penuria económica como fue la postguerra española o europea todavía eran consumidas por las personas y usadas en la cocina del mismo modo que las patatas, incluso se echaban en vinagre para encurtirlas.
Su mata llega a alcanzar los tres o cuatro metros de altura y produce unas flores amarillas que parecen girasoles pequeños. Al parecer, los diabéticos pueden tomarlas sin problema y su consumo mejora las enfermedades reumáticas.
Es de origen americano, al igual que su pariente la patata, el tomate o el pimiento, aunque para algunos autores procede del Brasil y para otros de Canadá. En los países mediterráneos del norte de África, todavía se consume bastante y se puede encontrar a la venta en los mercados.
Se come cruda, cocida o frita, y tiene tantas ventajas y propiedades que es una lástima que haya desaparecido del consumo humano y ganadero. Puede decirse que eso ha ocurrido por una cuestión de tipo psicológico, al ir asociado su consumo a penurias, hambrunas, calamidades bélicas y pobreza, pero es un vegetal a redescubrir, y ocurrirá lo mismo que pasó con los cereales integrales y otros vegetales cuyo consumo está de moda o muy extendido.
El zumaque
O fumaque, que es como se le llamaba en Campillo, en realidad no se cultivaba, como hacían por otras provincias, sino que se recolectaban las plantas que crecían espontáneamente en ribazos, zopeteros, lindes y cunetas.
Su cosecha suponía un complemento económico, una ayuda para las familias que lo segaban; algo parecido a lo que sucedía con el espliego, que no se plantaba, y se recogía lo que había por el monte para sacarse unos dineros de cara a las fiestas.
La utilidad del zumaque está en su empleo para curtir las pieles en las tenerías, la preparación y tintura de cueros, por su riqueza tánica, lo que, a la vez, llevaba a ser usado en medicina popular como astringente y antidiarreico, pero es muy peligroso. Llega a alcanzar hasta dos o tres metros de altura.
Después de la recolección se trillaba con el rulo y el polvillo obtenido se llevaba a vender a La Roda, donde dicen que también fumaban sus hojas. Es probable que en Campillo se usara el zumaque tanto para curtir pieles como para teñir la lana. Batán y bataneros sí hubo en Campillo, y relación con la ganadería ovina también.
Otros cultivos
Hay más cultivos desaparecidos de la agricultura de Campillo, como los yeros, las guijas, la avena, el pipirigallo, el centeno o la arveja.
O por ejemplo el membrillo: los documentos históricos de Campillo de deslindes, catastros, caminos, etc. solían mencionar un paraje conocido como «Senda de las Membrilleras», lo que nos permite pensar que al menos por allí se daban estos árboles frutales, cultivo ya desaparecido del todo en Campillo.
Mención aparte merece el azafrán, el cultivo y producto más emblemático, históricamente hablando, de Campillo, que, si no ha desaparecido, bien poco le falta.
Explíquenles los agricultores mayores a sus nietos todas estas cosas y otras parecidas que ellos conocen muy bien, para que al menos lo sepan y contribuyan a que no desaparezca la memoria colectiva de un pueblo con tanta historia como Campillo, del que los cultivos tradicionales es un capítulo más.
Santiago Montoya Beleña, 2010