Santos que se veneraron en Campillo: San Quílez y Santa Quiteria

Comparte este artículo:

Al echar la vista atrás en la historia de Campillo de Altobuey se confirma que nuestro pueblo se supo rodear de un cinturón de protección sagrado, una particular atención sanitaria a lo divino, al levantar ermitas dedicadas a santos sanadores en las entradas de la villa o en sus inmediaciones. La salud de las personas y la de sus ganados y animales de labor era fundamental para una buena marcha económica y vital. Enfermedades tan mortíferas en otro tiempo, como la peste, la rabia, el malparto, la muerte súbita infantil, etc, o de muy difícil curación, había que intentar controlarlas al menos solicitando la protección divina y la ayuda de sus santos, aunque, como dice el refrán referido a los animales: Oveja que es del lobo, no hay San Antón que la guarde

Dos de estos santos sanadores que recibieron culto en Campillo fueron San Quílez y Santa Quiteria.

Tabla de contenidos

San Quílez

También llamado Quirico, Quirce o Ciro. Fue un niño de tres años martirizado junto con su madre en Iconio (Asia Menor) el año 303 en tiempos del emperador Diocleciano. La madre, Santa Julia (o Julita) fue martirizada en presencia del niño: la desollaron, la metieron en una caldera de pez hirviendo y al final la decapitaron. Viendo el terrible suplicio de su madre el niño Quílez armó tanto escándalo y hartó tanto al Gobernador que este lo estampó contra las escaleras matándolo al instante.

Su fiesta se celebraba en unos sitios el 16 de junio (con la de Santa Julia), en otros el 7 de septiembre y en algunos lugares el 31 de octubre. Los niños son símbolo de la transformación del individuo, de cambio personal de renacimiento a una vida nueva, la esperanza del futuro, la continuación asegurada de la comunidad, y por eso un elemento social tan importante debía tener su santo protector: San Quílez.

La mortalidad infantil ha sido muy elevada hasta hace relativamente pocos años, y Campillo, en este caso, se encomendó a San Quílez para la protección de los niños y los jóvenes. Se le representa con la palma del martirio, con un caldero alusivo al que usaron para martirizar a su madre, con una sierra, espada o cuchillo, e incluso con un jabalí. En la documentación Histórica de Campillo aparecen muchas personas que llevan el nombre de Quílez. En su festividad, la gente joven, los niños, hacían hogueras con leña robada o regalada (esta es la costumbre en Cataluña); por eso también era el protector contra los incendios, y, sobre todo, era el patrón de los solteros, de los perezosos y gandules, de la gente amiga de la juerga y el vino, del bullicio, de la fiesta y de ruido.

Campillo ha perdido la memoria del santo niño, su ermita ha desaparecido y no sabemos dónde estaba; sólo nos queda alguna referencia toponímica: la calle de San Quílez, el camino de San Quílez, el pozo de San Quílez, etc. Madoz, en su diccionario de 1846, comenta que la ermita estaba ubicada al Este de la población, dentro del pueblo, y que se encontraba entonces en ruina. Puede que ese lugar donde estuvo la ermita sea la casa de la Juliana y Juan José y la casa donde vivió Perico el Perero, porque quedan algunos restos que permiten avalar esta hipótesis, como por ejemplo los angelillos barrocos que hay en la cuadra de la casa que habitaron Perico y la Amparo (q.e.p.d). A ver si los jóvenes campillanos, tan amigos del bullicio y de la fiesta, hacen algo para recuperar la de su santo patrón y protector.

Santa Quiteria

Su culto y fiesta se ha perdido en Campillo, pero no su memoria. Tiene una biografía legendaria, hija del gobernador romano en Braga Castelio y de Calsa, y hermana de Santa Librada y siete vírgenes más. Nació (o fue martirizada) en un lugar llamado Balcagia, Aufragia o monte Oria.

Se le representa con un perro o dos, una azucena, una cadena con la que ató al diablo, una espada y con un corte en el cuello ya que fue decapitada por el que iba a ser su marido al no consentir en perder la virginidad, y fue devorada por una manada de perros. Por eso Santa Quiteria es la protectora contra la rabia, y en Barcelona llevaban a los perros a beber agua en un caldero que ponían a la puerta de su capilla para que no la cogieran.

En otros lugares se daba Pan Bendito el día de su fiesta, el 22 de mayo, que era comido por las personas y animales para verse libres de tan mala enfermedad; y esto es Io que se hacía en Campillo. La fiesta la organizaba el Ayuntamiento, que dedicaba una buena cantidad de dinero para ella, casi lo mismo que ganaba al año un escribano. Se iba en romería a la ermita, se le hacía misa y procesión y se entregaba el Pan Benito, a la vez que la gente aprovecharía para beber agua del pozo siempre con fama de saludable y medicinal.

Aún se conservan los muros ruinosos de la ermita, que vino a cristianizar un lugar de ocupación humana muy antiguo y que contaba con sus propios centros de culto pagano. No sabemos cuándo dejó de funcionar la ermita de Santa Quiteria, quizá a mediados del siglo pasado (a la vez que ocurría con las ermitas de San Miguel, San Cristóbal y San Sebastián), pero la documentación histórica nos informa de que en 1617 se aplican tres ducados de los que había dejado la Beata de Pedro Sáiz para ayudar a pagar el frontal del altar de Santiago que había en la ermita, y que en 1667 visita la ermita el Visitador del obispado de Cuenca.

También es patrona Santa Quiteria de los pedigüeños, porque, huyendo de su padre que la quería casar, estuvo siete años pidiendo limosna y viviendo de lo que las buenas gentes le daban. Se veneraba en muchísimos pueblos, en Tébar, en la Puebla del Salvador (dan pan bendito o caridad) y en Huete, por ejemplo, donde son famosos los quiterios, nombre que se da a los miembros de su hermandad, quienes la llevan en una procesión donde todo el mundo baila, santa incluida, al ritmo del galopeo (en Campillo había costumbre de bailar a San Antón el día de su fiesta).

Es la patrona de las mujeres solteras (de las casadas lo es Santa Ana, también con ermita en Campillo), de la mujer que está destinada a ser la guía de su familia y se había de preparar para ello. El perro que la acompaña en sus representaciones es un animal simbólico, iniciático, que guía y acompaña a los sabios y a los que se preparan para servir a la humanidad mediante una vida de entrega al Señor.

A ver si las jóvenes de Campillo hacen algo por su patrona Santa Quiteria, que la memoria y el recuerdo de las tradiciones campillanas se está perdiendo, y una buena medida podría ser recuperar su fiesta.

Santiago Montoya Beleña

2001

1 comentario en «Santos que se veneraron en Campillo: San Quílez y Santa Quiteria»

  1. Muy interesante,

    me gustan las Historia de mi pueblo. Gracias Santiago por compartir tus trabajos. Un saludo.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.